¿Quién soy?
Nací en Atoyac de Álvarez, una pequeña ciudad costera en Guerrero. Las pocas oportunidades para salir adelante y una enfermedad que puso en riesgo mi vida con apenas unos meses de edad hicieron que mis padres rápidamente se movieran a Chilpancingo de los Bravo, capital del estado y lugar que sería mi hogar por 18 años
Con un año entré al lugar que marcaría mi vida: ¿Los años maravillosos¿. Una escuela que ofrecía sin costo sus servicios de guardería y preescolar a los derechohabientes del sistema de salud al que pertenecía mi mamá. Con cuatro años ocurrió algo que llamó la atención de mis padres y profesoras, pues había aprendido a leer. Lograrlo a esa edad era destacable, pero la forma en que se dió causó sorpresa. Lo había hecho por mi cuenta, motivado únicamente por mi curiosidad. Desde entonces se me consideró autodidacta. Lo anterior, sumado a la destreza que mostré en otras materias, bastó para que la directora me otorgara una beca para estudiar la primaria en el mismo centro educativo.
2008 sería un año agridulce para la familia. Mi mamá estaba embarazada y esperábamos la llegada de mi hermano menor. Poco antes mi padre había sido injustamente acusado por un accidente vial. Su libertad estuvo en juego, lo que nos hizo pasar momentos de angustia. El nacimiento de Mauricio en mayo de ese año y la absolución de mi padre algunos meses después regresarían la luz a nuestro hogar. En primaria solía ser muy reservado. Me centraba tanto en mis pasatiempos que me costaba trabajo relacionarme con los demás. Aún así hice algunos amigos y soy afortunado de conservarlos hasta hoy. En 2012 entré a la secundaria. Mi camino en el nivel anterior permitió que también me becaran. Obtuve muchos logros en esta etapa, pude posicionarme como el mejor estudiante mi región y pude concursar por primera vez a nivel estatal, colocándome como uno de los mejores alumnos de Guerrero.
La vida en la ciudad fue difícil. Al llegar se vendría una ola de sucesos desafortunados. Yo, a la distancia, no podía hacer nada. Mi primer semestre universitario fue lamentable. A pesar de todo, sabía que no debía estancarme. Los semestres siguientes fueron mejores; logré subir mis calificaciones y gané la confianza de mis profesores. Hoy puedo decir que he tomado lo mejor de mi yo del pasado y lo he complementado con mucha experiencia. He aprendido de la adversidad; he vuelto con ganas de triunfar y demostrar mis capacidades. Quiero cambiar mi vida y hacer historia. Desgraciadamente no todo sería gozo. En 2013 recibiría una noticia terrible: mi tío abuelo Poncholín, como solía llamarle, había fallecido. Él fue una importante figura en mi infancia. Era herrero de oficio, pero tenía un enorme amor por la ciencia y el arte. Siempre me motivó a seguir aprendiendo. Desde entonces intentaría seguir su ejemplo: compartir el conocimiento con los demás, así como él lo hizo conmigo. Gradualmente me convertiría en una persona más abierta.
En 2015 entré a la UAP No. 9 de la UAGro. Era la primera vez que estudiaba en una escuela pública, y sin duda fue una experiencia que me cambió en muchos aspectos. Pude mantenerme como un destacado estudiante, logrando resaltar en mi escuela y hasta internacionalmente. En este periodo conocí a varios chicos cuya bondad me ha acompañado en los momentos más complicados de mi vida. 2016 tuvo momentos duros. Mi padre fue diagnosticado con un problema renal y se le ordenó cirugía urgente. Las deficiencias con el sistema de salud prolongaron el proceso, lo que obligó a que mi hermano y yo viviéramos un tiempo en casa de una tía mientras mi mamá cuidaba a mi padre. Llegaba el momento de decidir qué estudiar. Siempre tuve interés por aquello que pusiera a volar mi creatividad. Mis opciones eran dos: animación e ingeniería mecatrónica. Lamentablemente ninguna se imparte en mi entidad, por lo que me ví en la necesidad de buscar oportunidades fuera de ella. Fue ahí donde tuve mi primer acercamiento con ¿Líderes del mañana?
Supongo que mi trayectoria fue un importante factor para llegar a la final del proceso; desafortunadamente no pude obtener la beca. Me ofrecieron una alternativa, pero en esos tiempos ocurrirían una serie de eventos que hicieron imposible aprovecharla.
A inicios de ese año, 2018, mi abuela materna y mi tía Aurora, hermana de mi mamá, presentarían complicaciones con su salud. La familia de mi madre es muy pequeña, así que intentó ayudar lo más posible; varias veces la acompañé a la CDMX a comprar productos que vendía con el fin de estabilizar un poco la economía familiar. Persiguiendo mis metas decidí aplicar al IPN. La tensión que vivíamos empezaba a afectarme. Fui seleccionado, pero asignado a una segunda opción. Mudarse representaba un gasto enorme; afortunadamente mi tío Marco, hermano de mi papá, me abrió las puertas de su casa. No sé si hubiera sido posible estudiar fuera de Guerrero de no ser por él. No podía permitirme no estudiar, así que decidí emigrar a la capital del país.